Visita a la vieja ciudad de Numancia


 A pocos kilómetros y a apenas unos cinco minutos en coche de la ciudad castellana de Soria, nos encontramos con una de las leyendas de la vieja ciudad de Numancia, símbolo de la resistencia frente a la invasión del Imperio romano y motivo de la tan célebre frase de la defensa numantina, donde miles de pobladores de la ciudad celtíbera se sacrificaron a ellos mismos para no ser capturados por lo romanos al sitiar la ciudad.

Hoy en día se puede visitar la ciudad o los restos de lo que en un día, fue uno de los centros de poder y con mayor influencia de toda la región. Ubicada sobre una posición envidiable, desde la cual se podía otear y vigilar una basta superficie en todas las direcciones posibles. Con la cercanía de dos afluentes que le servían a la vez de fuente de vida y defensa natural frente a otros núcleos de población rivales y que envidiaban la supremacía de Numancia.

Durante años había impuesto su poder en toda esta zona de la vieja Hispania, lo que obligó a que Roma tuviera que enviar a la región a sus mejores tropas y generales para darle sitio y poner a recaudo a sus gentes que durante largos años se habían opuesto a las peticiones imperiales para ponerse bajo su control. Con el fin de sitiar Numancia, Roma dispuso cercar con fortines y empalizadas alrededor de la ciudad, dando lugar a un cerco que empezó a hacer sus efectos perfectamente planificados.

Durante veinte largos años, los romanos y tribus rivales de los numantinos, lograron agobiar y reducir la vitalidad de la ciudad de Numancia la cual se negó a claudicar frente a las exigencias y las peticiones de los invasores, los cuales habían pactado dividir y esclavizar a la ciudad. Ante este panorama, muchos de los pobladores optaron por suicidarse y poner fin a sus vidas, antes de caer bajo el yugo de los romanos.